Lilas blancas como en un camposanto
en torno de mis sienes florecieron,
y pronto invadirán todo el cabello
enmarcando la frente ya marchita.
Mi sol descolorido que declina
al fin se perderá en el horizonte,
y en la colina fúnebre, a lo lejos,
contemplo la morada que me espera.
Deja al menos que caiga de tus labios
sobre mis labios un tardío beso,
para que así una vez esté en mi tumba,
en paz el corazón pueda dormir.
Théophile Gautier
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